Dr. Byron Salazar & Dr. Jorge Salazar
La neurocirugía vascular es la parte de la neurocirugía que trata aquellas lesiones que han provocado o pueden provocar hemorragias o infartos en el cerebro o la médula espinal. Entre las patologías vasculares tenemos:
• Aneurismas cerebrales
son dilataciones arteriales secundarias al debilitamiento de la pared del vaso que aparecen en las bifurcaciones de las arterias cerebrales. Pueden ser diagnosticados por casualidad en el transcurso de un estudio por otra causa o ser sintomáticos. Cuando son sintomáticos deben tratarse, ya sea mediante microcirugía o mediante tratamiento endovascular. El fin que se persigue es excluir el aneurisma totalmente de la circulación. Respecto a los asintomáticos, se asume que deben ser tratados, debido al riesgo de rotura, aquellos que han demostrado crecimiento o que son irregulares. Es imprescindible que sea evaluado por un neurocirujano con amplia experiencia.
• Malformaciones arteriovenosas
La mayoría se diagnostican tras haber sangrado. En estos casos es fundamental que el paciente acuda a un centro o neurocirujano con mucha experiencia, ya que la cirugía de las malformaciones cerebrales y espinales es posiblemente la más complicada entre las operaciones realizadas en neurocirugía. Dependiendo de cómo es la malformación, su localización y tamaño, y de la edad del paciente se debe escoger el mejor tratamiento. Las malformaciones venosas son mas frecuentes en la edad pediátrica.
• Fístulas arteriovenosas durales,
Dependiendo la localización (craneal/ espinal) se puede realizar un tratamiento quirúrgico o endovascular. Las espinales suelen ser mejor resueltas mediante cirugía.
• Cavernomas
De tener que ser tratados, el tratamiento de elección es quirúrgico, si bien en cada caso hay que individualizar la necesidad de tratamiento. Los cavernomas tienen indicación quirúrgica cuando presentan sangrados a repeiticion, producen crisis epiléptica de difícil control y si existe un deterioro progresivo del estado neurológico del paciente.
- Hormigueo, debilidad, entumecimientos repentinos, o parálisis de la cara, brazo o pierna, particularmente en un lado del cuerpo.
- Dolor de cabeza repentino, severo.
- Dificultad para tragar o ver.
- Pérdida de equilibrio o coordinación.
- Dificultad para comprender, para hablar (arrastrar palabras, confusión), leer, o escribir.
- Cambios en el nivel de consciencia o lucidez, marcado por estupor, apatía, letargo, adormecimiento, o coma.
El objetivo de la operación es evitar que el aneurisma / o malformación arteriovenosa (mav) se rompa y produzca una hemorragia cerebral, evitando además que pueda crecer, comprimir otras estructuras vitales o producir infartos cerebrales. En caso de que estas lesiones vasculares ya se hayan roto, se pretende evitar que se vuelva a romper y se repita la hemorragia (resangrado). También permite evitar y tratar más adecuadamente otras complicaciones que pueden presentarse tras la hemorragia ( vasoespasmo, hidrocefalia) o mejorar síntomas secundarios a la compresión o irritación de estructuras nerviosas. Si hay sangrados voluminosos estos pueden y deben ser operados.